Equipo Urban Yoga
Estas son las personas que te acompañan en tu andadura, agradecidas de poder compartir contigo cada visión personal del Yoga.
Un equipo abierto a crecer e incorporar nuevos miembros con entusiasmo e inquietudes.
Puedes contactar para plantearnos cualquier cuestión.

Co-fundadora de Urban Yoga Studio.
Marta Onieva
Siempre había leído historias de Yogis a lo largo del planeta que habían dejado sus carreras profesionales anteriores y sus estilos de vida estresantes... hasta que yo me convertí en la protagonista de la historia. El Yoga llegó a mi vida justo cuando lo necesitaba, ni antes ni después. A los pocos meses de haber tomado contacto con el Yoga, una parte profunda de mi esencia comenzó a florecer. El Yoga ha revitalizado no sólo mi cuerpo sino también mi mente; la conexión con la respiración fue la puerta de acceso y el poder de conectar con mi interior, con la paz y el silencio. Creo firmemente en el poder interior ilimitado de todos los seres, y la capacidad de crecer, de encontrar la intención y dirigir la energía; disfrutando del camino siempre con una intención.
Soy una amante de la vida y de los seres que me rodean. Continúo en el camino con pasión y gratitud compartiendo aquello que voy aprendiendo y ayudando a otros seres a recordar lo que ya saben.

Co-fundador de Urban Yoga Studio.
Josean Urbina
Me considero un aprendiz en la senda de la vida, sendero que llamo Yoga.
Mi primer sueño, aquello que me puso en el camino, fue el anhelo por conocer lo profundo y misterioso que habita en la existencia. De ese modo, fui llegando al conocimiento labrado en el ancestral árbol del Yoga. Más de 25 años de andadura, en los que he tenido y tengo la inmensa fortuna de compartir cada día con personas reales y maravillosas nutriendo con su entusiasmo los grupos que asisto y de quienes extraigo la valiosa enseñanza del "todos somos Uno”.
Como profesor, es un privilegio estar cerca de personas tan naturales y sabias a las que con gratitud llamo mis maestros y maestras de lo cotidiano. Seres que me pulen un poquito cada día, que me enseñan a recordar lo que ya sé, y a expresar desde el corazón lo que ahora soy; creando y compartiendo desde lo empírico la profunda certeza de sentir que estamos vivos. Celebrando cada respiración como un eterno regalo, con la sensación de no necesitar nada más que vibrar con la libertad que otorga el conocimiento de lo sagrado que habita en todo, y con la esperanza de que, según el plan trazado, algún día se enrollarán los cielos y la Humanidad por fin reirá.

Profesora & Integrante de Urban Yoga Studio
Angélica Retana (Angie)
Mexicana de nacimiento, navarra de corazón y música del alma.
Llegué a este camino por intuición... y por necesidad. Fue después de una tormenta, en un momento en que el alma buscaba abrigo, cuando algo profundo en mí susurró que dentro del Yoga encontraría bienestar, sanación y claridad. No me equivoqué. Conocerlo, practicarlo e integrarlo fue un renacer. En mi vida hay un antes y un después.
Desde entonces, transito el camino hacia el equilibrio a través de las múltiples herramientas que nos brinda el Yoga. Más que una disciplina, se ha convertido en una cosmovisión, una forma de estar en el mundo, una guía que me acompaña cada día. Me ha enseñado a reconocer mi valor interior, a conectar con mi fortaleza y, sobre todo, a cultivar mi espíritu con consciencia y amor.
Después de experimentar los beneficios y bendiciones que el Yoga ha traído a mi vida, compartirlo con los demás se ha vuelto un acto natural de gratitud. Ser parte de este espacio es una forma de avivar esa llama de amor que arde dentro de mí y que se fortalece al dar.
Porque creo profundamente que: “El amor salva todos los abismos.”

Profesora & Integrante de Urban Yoga Studio
Iranzu González
Desde txiki he sido muy inquieta y con muchísimas ganas de conocer todo lo que tuviera movimiento y Arima (alma). A los cinco años comencé en la danza y, poco a poco, fui creciendo en paralelo a ella, hasta convertirla en mi profesión como bailarina y profesora. Con tanto movimiento, mi cuerpo pedía respirar, integrar y encontrar un equilibrio. Fue entonces cuando el yoga apareció en mi camino, enseñándome a habitar cada gesto con presencia, a dar espacio y sentir la danza y la vida de otra manera.
Siento una profunda conexión con lo Sagrado Femenino, y mi luna roja en la frente es el recordatorio vivo de ese vínculo: un símbolo que viene de Avalon y guarda la memoria ancestral. Me acompaña como guía en cada paso, en cada danza y en cada respiración. Mi pasión es enseñar, aprender, crear y compartir, tejiendo juntas y juntos espacios donde el tiempo se detenga y nuestro cuerpo y Arima brillen.

Colaboradora. Profesora de Navakarana Vinyasa
Silvia Esain
Mi primer encuentro con el yoga fue en 2019, a través del Vinyasa. Viví varios años en San Sebastián, donde fui oboe solista de la Orquesta de Euskadi. En ese tiempo, el yoga fue mi refugio: una práctica que me ayudó a sostenerme en momentos de estrés y a reconectar conmigo misma.
Es algo complicado expresar con palabras lo que siento después de una práctica, cada día es una sorpresa. Quizás por ser música de profesión, desde la primera vez que practiqué Navakaraṇa sentí una conexión profunda con su ritmo y estructura. Me fascinó cómo el cuerpo, la respiración y la mente se sincronizan con el tempo marcado por el Naṭṭuvaṅgam y el canto del maestro, todo sostenido por el sonido constante de la tanpura.
Esta musicalidad genera una fluidez meditativa única, donde cada movimiento se convierte en una danza consciente. Además, el método pone énfasis en comprender cómo entramos, sostenemos y salimos de cada postura, desarrollando así una mayor conciencia corporal y alineación desde la anatomía. Esto hace que durante la práctica esté muy conectada con cada rincón de mi cuerpo, con cada rincón de mi mente. Es como si nada más existiese.

Colaboradora. Profesora de Yoga Integral
Oriangelys Nazoa
Mi historia con el yoga inició una tarde cuando reflexionaba sobre lo abrumada que me encontraba por el estrés laboral, sentía también la necesidad de mantener ese contacto genuino con mi ser y con todo lo que me rodeaba. A través de años ese sustento me lo había dado el budismo y la filosofía, pero no resultaban suficientes para descargarme, renovar energía y encontrarme en equilibrio, no solo físico, sino mental.
Fue por el 2012 en Caracas, cuando llevada por una amiga asistí a mi primera clase de Yoga. Desde ese momento he sido practicante sin apegos y sin prisas, abriendo mi corazón de manera sincera hacia el Yoga.
Paulatinamente fui notando los cambios que la práctica arrojaba en mí. Los hábitos y ritmos fueron cambiando, también el saber desconectar de lo superficial e ir hacia lo más profundo fueron las primeras cosas que encontré en el camino. La meditación fue y ha sido fundamental para afianzar todo eso que el mundo del yoga tenía para ofrecerme, desde ese espacio, y con apertura, aprendí a equilibrarme y florecer de una manera más amable no solo conmigo, sino también con mi entorno.
Mi acercamiento con el yoga siempre ha sido desde el respeto y autoconocimiento, comprendiendo que cada momento es una oportunidad para escucharte y sentir al cuerpo sin violentarlo. Cada proceso te prepara para el siguiente paso y a través de los años y el ritual, que es la práctica, se va notando el Yoga, no solo en la esterilla, sino también en tu día a día, fuera de ella.
Al llegar a Pamplona quise continuar con mi práctica para no sucumbir en las dificultades que atañen hacer un cambio de vida y poder sostener toda esa energía. Fue en Urban Yoga Studio donde retomé y años después, decidí formarme como profesora. Aquí realicé mi primera formación con Sebastián Arbondo en Hatha Vinyasa Yoga, bajo el método de Dona Holleman. Posterior a ello, un sin fin de profesor@s han aportado conocimiento y visión sobre el camino del Yoga y cómo habitarlo e impartirlo de una manera amable y sincera.


