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Mi asana favorita: Savasana.

Aparentemente la postura más fácil de yoga, aunque en realidad es de las más difíciles, ya que nos cuesta mucho dejarnos ir y relajarnos, además es la asana más importante de la práctica. Toda sesión de yoga debe concluir con una práctica de relajación consciente, en la que integras todo el trabajo realizado.


En Savasana o postura del cadáver el cuerpo permanece quieto, con los músculos completamente relajados. La actividad mental se reduce al mínimo y se profundiza la respiración. Los sentidos corporales se aíslan del entorno y se dice que 10 minutos en Savasana baja la tensión arterial y produce un descanso similar a una noche de sueño.





CÓMO REALIZARLA


Comenzamos tumbados boca arriba, las piernas estiradas, ligeramente separadas. Los pies relajados se abren hacia los lados. Los brazos se sitúan a los lados del cuerpo con las palmas de las manos hacia arriba para que se abra tu pecho. La cabeza se apoya en el suelo, manteniendo la nuca estirada y la barbilla un poco hacia dentro, para reducir al mínimo la tensión muscular en el cuello y la zona cervical. Si tienes molestias lumbares puedes colocarte un cojín debajo de las rodillas.

Ahora dirigiremos la atención mental a nuestra respiración, sin tratar de modificar su ritmo. Simplemente se trata de observar el flujo del aire entrando saliendo del cuerpo, y el movimiento que este ir y venir provoca en el cuerpo. Notaremos como poco a poco la respiración se vuelve más lenta, tranquila y silenciosa. Llegados a este punto, comenzaremos un recorrido mental por todo el cuerpo en sentido ascendente, desde los pies hasta la cabeza, para ir relajando todos los músculos del cuerpo, localizando puntos de tensión, para disolverla después.

Se realiza en sentido ascendente debido a que es más fácil relajar los músculos más grandes o voluminosos.

Por tanto, comenzamos por los pies y piernas y terminamos por el rostro, donde se encuentran los músculos más pequeños.


Para ir dominando Savasana necesitarás entrar metódicamente y aprender a reconocer las señales que llevan a la relajación tanto en tu cuerpo como en tu mente.

Pronto la parte posterior del cuerpo comenzará a sentir un calor suave mientras descansa contra el suelo. Permite que esta sensación se eleve a través de la parte delantera del cuerpo. Relaja la cara, la parte frontal del cuello y la garganta, el pecho, la parte superior de los hombros, los brazos hasta el final de los dedos. Relaja la caja torácica y la zona de tu corazón. El abdomen se suaviza a medida que sube y baja con la respiración. Las partes superiores de los muslos se suavizan y su atención relajada fluye hasta las puntas de los dedos de los pies.



A medida que los músculos se relajan, los impulsos nerviosos que viajan hacia ellos y desde ellos disminuyen y el cerebro se calma. Un mensaje de relajación se extiende por todo el sistema nervioso, y poco a poco las tensiones que se van deshaciendo en tu cuerpo y liberando de la mente. Mantén la postura durante, como mínimo, unos 10 minutos. Comenzarás a notar que los pensamientos que te distraen o estresan son cada vez menos importantes y se van lejos. Estarás más alerta a los procesos mentales que perturban tu relajación. Y al reconocer cómo estos patrones de pensamiento afectan su cuerpo, obtendrás una A medida que los músculos se relajan, los impulsos nerviosos que viajan hacia ellos y desde ellos disminuyen y el cerebro se calma. Un mensaje de relajación se extiende por todo el sistema nervioso, y poco a poco las tensiones que se van deshaciendo en tu cuerpo y liberando de la mente. Mantén la postura, como mínimo, durante unos 10 minutos. Comenzarás a notar que los pensamientos que distraen o estresan son cada vez menos importantes y se van lejos. Estarás más alerta a los procesos mentales que perturban tu relajación. Y al reconocer cómo estos patrones de pensamiento afectan a tu cuerpo, obtendrás una importante información para cambiar y para potenciar las propiedades curativas naturales de su cuerpo.


Es fundamental mantener el cuerpo en completa inmovilidad durante la práctica de la relajación ya que cualquier movimiento, por mínimo que sea vuelve a contraer los músculos y retrasa la relajación total.


BENEFICIOS

  • Calma el cerebro y ayuda a aliviar el estrés y la depresión.

  • La relajación profunda proporciona a las células nerviosas un verdadero descanso.

  • Elimina la tensión física y mental, previniendo y combatiendo numerosos trastornos que derivan de dicha tensión como insomnio, irritabilidad, dolor de cabeza, fatiga, fobias, ansiedad, depresión, trastornos cardíacos.

  • Facilita la interiorización y el recogimiento, situado una especie de barrera entre los acontecimientos externos y nuestro mundo interior.

  • Ayuda a reducir la presión arterial.

  • La relajación supone una recarga de energía tanto nerviosa como muscular.

  • Aumenta la capacidad de concentración y ayuda en el desarrollo de la atención mental plena

Si quieres aprender y practicar la técnica de la relajación profunda acude a una clase de yoga y descubre todos sus beneficios.



Namasté,



Marta

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